La vida se vive de lo interno a lo externo. Si buscas seguridad, armonía y cooperación en lo externo, te irritas fácilmente con los compañeros de trabajo que no cooperan, con los supervisores que son muy exigentes y con los empleados que son descuidados e indiferentes. ¿Qué puede hacerse? Entra al fluir. Sin importar la condición, el calibre o el carácter de las personas con quiénes debas trabajar, lo importante es que estés allí.
Tom tiempo cada mañana para entrar al fluir con el amor y luego proyectar activamente esta luz y este amor a todos. Al saludar la divinidad en cada uno y saber que no importa si la persona lo está frustrando, afirmas a dicha persona en un fluir divino y de repente, sabes por qué estás allí. Tú eres la luz del mundo, la luz de esta esquina en particular del mundo. Ese es tu trabajo. Y al hacerlo bien, habrá una recompensa rica en lo material y en lo no material.
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